Una travesía atemporal a lo largo del valle y la ribera del Nilo en el que Isita nos descubre los detalles de una experiencia fascinante que arranca en Luxor.
Luxor es parada obligatoria antes de embarcar. Para dormir es perfecto el hotel Al Moudira, un sitio que te traslada a un sueño oriental a través de su delicada decoración, como sus paredes pintadas a mano en tonos pasteles y sus dibujos florales y de paisajes.
<tc>Discovering Luxor</tc>
Visitar el templo de Luxor es imprescindible, como el de Karnak, el valle de los Reyes o el de las Reinas. Como actividad extra, se puede ver el amanecer en globo y así admirar la panorámica a lo grande.
<tc>On board the Nour el Nil</tc>
Embarcamos en Luxor rumbo a Asuán en la que será nuestra casa para los siguientes cinco días. La travesía es a bordo de un barco colonial con mucho encanto, decorado por su dueña, Eleonore, que ha mezclado estampados, texturas y fibras naturales para trasladar a la embarcación la autenticidad de Egipto. Despertarse y ver desde la ventana de tu camarote la estampa del oasis y las orillas del río es una experiencia extraordinaria. Como ver el sol esconderse entre las pirámides al atardecer bañando su perfil en luz anaranjada.
Por cierto, para la visita a las pirámides lo mejor es pasear en burro o en camello. Y también es muy recomendable parar en un café local para disfrutar de un té.
<tc>Meals and souvenirs</tc>
Todas las noches se cena en la cubierta del barco, iluminada con velas. El menú es de comida local hecha con ingredientes frescos comprados en mercados.
Los dueños del barco, Enrique y Eleonore, tienen una selección de productos a la venta, desde ropa hasta cosas para casa, textiles antiguos y cerámicas. Además, en las tiendas que flanquean el camino a los templos, se pueden encontrar linos maravillosos bordados a mano, objetos de vidrio soplado y alfombras de lana.
<tc>Last stop on board</tc>
Unas de las últimas visitas es al Templo de Edfu, uno de los mejor conservados de Egipto, dedicado al dios Horus. También, de camino a Asuán, está Gebel Silsileh, la cantera de donde sacaban la piedra arenisca para los templos y pirámides. La monumental Asuán es la última parada de un viaje cuya incalculable belleza merece, además de una cámara de fotos, unos prismáticos y un cuaderno y lápices de dibujo.
<tc>Last hours in Cairo</tc>
El viaje finaliza en el Cairo, una ciudad inspiradora por su vida, sus colores, formas, artesanía, gastronomía, mercados y arquitectura.
El restaurante Abou el Sid tiene sabor local, es perfecto para disfrutar de un auténtico banquete de comida egipcia. Después, se puede visitar el bazar Khal Al Khalili, está situado en el centro del casco histórico y tiene centenares de puestos dónde venden de todo y por último no dejes de ver la maison al suhaimi, una verdadera maravilla, con arquitectura y decoración islámica.